jueves, 11 de noviembre de 2010

El tiempo es buen juez pero mal amigo, ustedes digan si tengo o no razon, el caso es que RENUEVA TU FORMA DE COCINAR Y MEJORA TU SALUD

me dio insomnio México, 4 de Noviembre, 2010.- Los alimentos, su proceso de producción, preparación y hasta cómo se consumen, han experimentado cambios con el paso del tiempo. En la actualidad se ha comprobado que algunos métodos de de cocina tienen mayores beneficios que otros cuando de salud se trata, pues la alimentación –acompañado de la actividad física y los tiempos de descanso- es uno de los principales elementos para mantenernos sanos.

Preparaciones adecuadas y el aprovechamiento de algunos avances tecnológicos pueden minimizar algunos riesgos para la salud que a veces implica la cocina tradicional. En concreto, cocinar de manera saludable radica en evitar los excesos de grasas, colesterol y sal (todos relacionados con las enfermedades no hereditarias). Una de las principales recomendaciones que nutriólogos y profesionales de la alimentación recomiendan, es el aumento de proporciones en alimentos de origen vegetal y la reducción de aquellas de origen animal. El gran reto: lograr platillos más sanos sin sacrificar el sabor.

Sal y azúcar en la medida correcta

La sal que utilizamos al cocinar tiene propiedades muy particulares que en la mayoría de los casos su función es la de realzar el sabor en los diferentes platillos. En un gran número de ocasiones se confunde un buen sazón con el uso excesivo de sal y esto genera consecuencias de negativas, en cuanto a presión sanguínea se refiere. La recomendación de los especialistas es la de no consumir más de 6 gr. de sal al día ¡en todo el día! Y recordar que muchos de los alimentos ya contienen sal.

Algunas alternativas para cocinar saludable y sin excesos de sal, es sustituir este ingrediente con hierbas y especias, que no sólo añaden aroma y sabor sin aumentar el nivel de sodio, sino que permiten combinarse y no aportan calorías. Se puede, primero, condimentar con estas hierbas y dejar la sal como última opción en caso de ser necesaria.

Hay muchas personas que agregan sal a sus platillos de manera mecánica sin haberlo probado antes.; lo ideal es no tener saleros en la mesa y evitar consumir en exceso alimentos procesados que tienen alto contenido en sales como medio de conservación tales como: embutidos, quesos duros y productos enlatados.

En cuanto al azúcar, ésta es un combustible para el cuerpo, pero también aporta muchas calorías. No conviene su consumo en exceso para quienes buscan controlar su peso corporal y se debe tener en cuenta que ya está presente en la mayoría de los alimentos, por lo tanto no sería necesario agregarla de forma extra, salvo por el deseo de sabores dulces. Es posible reemplazar el azúcar por productos como miel y sustitutos de azúcar disponibles en el mercado o, simplemente, acostumbrar poco a poco al paladar a gustos menos dulces.

Grasas, clave de la alimentación

Las grasas son parte de muchos alimentos e influyen en su sabor, aroma y textura, aportan calorías y son necesarias para que el organismo aproveche muchas vitaminas como A, D, E, y K denominadas "solubles en grasa". Las grasas pueden ser saturadas y no saturadas, siendo las primeras las más perjudiciales para la salud porque elevan el colesterol en la sangre.

Las grasas de origen vegetal son principalmente no saturadas y, por tanto, de mejores resultados para el organismo. Pueden incluirse en la alimentación en proporciones adecuadas sin que produzcan efectos no deseados y lo mejor: las grasas vegetales (y en general las saturadas) ayudan a disminuir el colesterol en sangre, manteniéndolo en niveles bajos.

Para cocinar saludablemente se debe tomar en cuenta un consumo moderado y evitar las frituras, pues calentar en exceso el aceite (o peor aún: reutilizarlo) significa para cualquier tipo de grasa una modificación de su composición química con resultados poco deseables. La mejor manera de controlar el consumo de grasas al momento de cocinar es utilizando aceite en aerosol que no sólo ayuda al consumo de cantidades adecuadas, sino que no modifica los sabores de los alimentos.

Al tener un control de la grasa, también controlamos la cantidad de calorías de cada platillo. Con sólo sustituir los procesos habituales de cocina, se pueden evitar ingestas innecesarias de grasa y calorías. Por ejemplo, un omelette elaborado de manera tradicional puede representar el consumo del doble de grasa que cocinado con aceite en aerosol y un considerable incremento de calorías (518 kcal al utilizar mantequilla frente a 404 kcal utilizando aceite en aerosol).

Esos son algunos ejemplos de cómo la elección adecuada de los ingredientes al momento de cocinar es fundamental para un consumo responsable y consciente de cada alimento. PAM® es el aceite líder en el mercado de los aceites en aerosol y por su origen vegetal es la mejor alternativa para la elaboración de los platillos de todos los días, excepto aquellos que requieren inmersión en aceite y que no son recomendables para la salud. Cualquier alimento puede ser cocinado con PAM®, sólo es necesario sustituir el aceite tradicional en su presentación líquida por esta alternativa en aerosol que además de saludable es práctica y muy higiénica.

Desde su aparición en el mercado, PAM® ha tenido grandes avances en beneficio del consumidor: una válvula de tecnología patentada que garantiza una aspersión homogénea, una dosificación controlada y evita la generación de espuma. Además, PAM® cuenta con una gama de presentaciones para cada tipo de necesidad y gusto.

FEG

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